lunes, 9 de abril de 2012

Érase una vez

Me acabo de enganchar a esta serie que me fascina como hacía años que no lo hacía ninguna otra.
La fantasía de los cuentos de hadas se mezcla con la realidad dando lugar a unas escenas increíbles que se van sucediendo y donde solo sientes que quieres ver más y más.

No quiero desvelar nada sobre el argumento de la serie así que me ahorro la sinopsis; mejor descubrir a los personajes desde el desconocimiento absoluto al igual que la historia que desde el primer segundo hace entrar de lleno en un mundo paralelo.

Sólo diré que realmente merece la pena verla...

jueves, 5 de abril de 2012

Abril lluvias mil pero todas caben en un barril

Creo que postear el buen tiempo que hacía ha hecho que se asuste y se vaya. Hoy hace frío, viento, niebla e incluso llueve a intervalos. Pero no he dejado que me afecte lo más mínimo. Después de pegarme un madrugón para ir a clase, resulta que tengo la mañana libre así que me he vuelto a casa y he empezado a recordar momentos del pasado que tenía prácticamente olvidados.

Y así ha sido como me he visto con tres o cuatro años sentada en un silloncito de mimbre en casa de mi madre. Estaba diluviando y yo observaba con suma atención cómo caían aquellas gotas de agua en la terraza a través de una gran cristalera. La niebla no dejaba ver el mar y sólo podía vislumbrar un eucalipto borroso que había en el jardín. Aún ahora puedo sentir esa tranquilidad, esa mirada fija en el agua que chocaba con fuerza contra el suelo, que hacía mucho ruído, que a la vez que me asustaba me encandilaba. Recuerdo que no podía quitar la vista de ese acontecimiento de la naturaleza, la fuerza con la que caía el agua me tenía completamente absorta: ¿cómo podía caer con tanta fuerza? ¿cómo se habrían formado esas gotas de agua? ¿por qué al caer al suelo estallaban en otras mil gotas?

Supongo que tras un buen rato ahí, tan sumamente pensativa y concentrada, mi madre debió pensar que ya era hora de sacarme de mi ensimismamiento y llevó a la mesa del salón la merienda: chocolate caliente con bizcochitos. Así que cogí mi silloncito, lo acerqué hasta la mesa y comí bizcochitos remojados en chocolate mientras seguía viendo cómo llovía por la ventana...

martes, 3 de abril de 2012

Día soleado

La Primavera ha irrumpido con toda su fuerza en los últimos días. Disfrutamos de un sol radiante y aunque hace algo de viento (como es habitual en estas tierras) se puede llegar a disfrutar la calidez de sus rayos que se vislumbran todos los días. Después de tantos meses sin sol y sin calor, disfruto muchísimo más de su presencia.

Al abrir la ventana puedo oler a mar, a césped recién cortado, a diversión, a meriendas en la playa, a botellones adolescentes, a ruidos de motor de coche que me lleva a calitas perdidas de Cabo de Gata, a viajes sin rumbo, a la felicidad de estar viva, al placer que provoca el sol cuando acaricia mi piel, a manzanos en flor, a cerezos mostrando todo su esplendor en el Jerte, a camisetas de manga corta, a sandalias veraniegas, a rebecas blancas impolutas, a niños jugando en el parque, a la plenitud de espíritu que siento en estos momentos.

El sol ha cobrado hoy un nuevo significado, el de la vida. Mientras haya sol, habrá vida. Mientras haya luz, habrá esperanza. Mientras pueda disfrutar de todo ello, seré feliz.

Y es que la felicidad está en las pequeñas cosas por mucho que lo olvidemos sin darnos cuenta.
Para mí la felicidad es poder sonreír cada mañana al abrir la ventana y contemplar los primeros rayos de sol, salir a la calle y sentirme libre, oír cantar a los pájaros y a los niños en el parque.

Hoy me encuentro tan radiante como el sol, con una dosis de energía increíble, con hambre de comerme el mundo, con sed de vida, con deseo de sucumbir a todos los placeres de mi existencia.

Primavera, te necesitaba, ¡gracias por haberte mostrado!

miércoles, 14 de marzo de 2012

Volver...

Volver a la ciudad en la que naciste
Volver a la ciudad donde pasaste las vacaciones más felices de tu vida
Volver a recorrer las calles de la ciudad en la que viviste durante tres años
Volver a ir a los lugares en los que de antemano sabes con quién te vas a encontrar

Redescubrir esa ciudad que ya no es la tuya
Reconquistar un nuevo territorio como propio

Volver a estar cerca de la familia
Volver a sentir el olor del mar

No saber por cuánto tiempo estarás ahí
No saber si serán unas vacaciones
No saber si podrás establecerte en ese lugar
No saber cómo será la vuelta a lo conocido

Volver a ver antiguos amigos
Volver a ver a gente que un día formó parte de tu vida

Sentirte extraña en tu propia ciudad porque dejó de serlo
Sentir que el tiempo ha pasado

Saber que no puedes esperar nada porque no tienes ni idea de cómo será
No pensar en el futuro
Centrarte en el presente
Desear con todas tus fuerzas estar ya allí
Tener miedo a la vuelta
Pensar que no es para tanto
Relativizar
Ahuyentar la sensación de fracaso

Redescubrir la ilusión
Sentir deseo
Desearlo a él...

martes, 28 de febrero de 2012

Tempus Fugit

Me quedan dos meses para dar un nuevo giro de 180 grados. Terminará mi etapa "en el extranjero" y volveré "a casa". No puedo creer que el tiempo haya pasado tan rápido; parece que fue ayer cuando llegué a esta ciudad y no pude evitar llorar al pensar que estaría aquí sola durante siete largos meses... Y ya casi es tiempo de volver a hacer las maletas e irme. ¡Alucinante!

A mi alrededor todos tienen la misma pregunta: ¿y ahora qué vas a hacer?. ¡Ni que tuviera una bola mágica para saberlo! No podemos vivir con una hoja de ruta con todos nuestros movimientos previamente marcados; hay ocasiones en las que simplemente nos dejamos llevar o sorprender por los acontecimientos. Mayo será una de esas ocasiones. Haré las maletas para volver a España y una vez allí, ya se verá. Contrariamente a lo que tiende a pensar la gente, no depende de mí directamente lo que haga con mi vida; no se trata de elegir una carrera y de tener una nota para acceder a ella, se trata de encontrar trabajo, y ahí, por mucho que yo quiera, no puede depender exclusivamente de mí. ¡Qué más quisiera yo!

Al final me va a terminar enganchando esto de ir quemando etapas y dando giros extraños... Resulta incluso divertido ver cómo en unas horas puede llegar a cambiar todo. ¿Me cansaré algún día de ir de un lado a otro cual caracol con su casa a cuestas? Espero que si he de cansarme sea por haber encontrado el sitio adecuado para quedarme... Pero me siento bastante lejos de ese momento, todo sea dicho...

viernes, 17 de febrero de 2012

Series infantiles

En estos últimos días he tenido la oportunidad de recordar varias series que marcaron mi infancia; cada una a su manera tuvo su influencia en mí.

Recuerdo levantarme todas las mañanas a ver Dragon Ball y flipar en colores con cada onda vital. ¡Quién fuera Goku y pudiera cargarse a los malos!

Chicho Terremoto era una de las más graciosas. Me hacía una gracia increíble la cara que ponía cuando veía las braguitas de Rosa.

Oliver y Benji me emocionaban; el desarrollo de cada partido hacía que tuviera un nudo en el estómago esperando que ganara el equipo de Oliver Atom.

Con Heidi lloré cuando se la llevaron a Frankfurt separándola de su abuelo. Lloré también cuando se murió el burrito de Marco.

Pippi Langstrumpf me hizo soñar con la libertad de tener una casa para mí sola en la que llenar todo el suelo de galletas recién horneadas. ¡Además tenía monedas de oro que todo lo pagaban y le seguían sobrando!

Punky Brewster me parecía una niña muy especial y me encantaba la independencia que mostraba al ir con una zapatilla de cada color y con cintas de colores en el pelo... ¡No le importaba lo que pudieran pensar de ella!

Los Pitufos me hacían reír y no podía evitar mirar a Gargamel con un poco de miedo... ¡Era demasiado malvado!

Los Mummins también me gustaban, eran unos ¿hipopótamos? muy dicharacheros que se unían en contra de ¿la nube malvada?. Tengo pendiente ir a visitar la "Ciudad Mummin" en Finlandia. ¡Algún día!

Los Gnomos también tenían su encanto. Recuerdo la relación de esos personajitos con los animales, cómo se ayudaban entre sí cuando estaban en apuros.


Y seguramente si sigo pensando recordaré más dibus que me permitieron evadirme en mi infancia...

domingo, 12 de febrero de 2012

Ver nevar

Siempre me había gustado la nieve. La conocí siendo aún un bebé, en Navidades, en casa de mi abuelo, en pleno corazón de los Pirineos. Con tres añitos tuve mis primeros esquís y recuerdo deslizarme enganchada a las piernas de mi padre por la pequeña pendiente del jardín de mi abuelo. Recuerdo ese miedo, ese vértigo ante la velocidad. Con el paso de los años me fui alejando de la nieve poco a poco. Menos viajes a Francia en Navidad, menos viajes a Sierra Nevada por culpa del aumento de los precios y al final, olvidé prácticamente lo que se siente al verse rodeado de nieve.

Hasta este año. Esta Navidad pasada estuve en casa de mi abuelo y atravesé ese jardín completamente nevado, hundiendo mis botas y dejando mis huellas conforme pasaba. Por un momento pensé preguntarle a mi abuelo si seguía teniendo aquél trineo de madera que usaba cuando era pequeña. Finalmente, no lo hice.

Y hoy, en una de las veces que he mirado esta triste ciudad por la ventana, he visto cómo caían unos pequeños copitos de nieve y he sentido de nuevo ese placer al verla. Siempre he asociado la nieve a la felicidad por los buenos recuerdos que guardo de ella. Y al ver caer estos copitos hoy, me he estremecido al recordar diversas situaciones de mi pasado en las que disfruté cual pequeñaja en la nieve.

Recuerdo una bajada en una pista "ilegal" en el Pirineo Español (la pista estaba cerrada pero como mi padre la conocía dijo que no había peligro y allí que nos metimos) . Era un paisaje increíble, con árboles a ambos lados y un riachuelo precioso. Fue todo genial hasta que el riachuelo atravesó la pista por la mitad haciendo imposible continuar la bajada. Se podía saltar (poco viable ya que yo tendría siete u ocho años y no quería terminar lesionada) o volver a subir toda la pista con los esquís a cuestas. Finalmente, elegimos la segunda opción. Y aunque este incidente no fue todo lo gracioso que lo pinto ahora, guardo un muy buen recuerdo de aquel día debido a la belleza de aquel paisaje.

¡Que siga nevando!

miércoles, 8 de febrero de 2012

Nada como ser feliz ...

Y levantarse cada mañana con una sonrisa, pensando que la vida merece la pena.
Y pensar en esas conexiones especiales que nos hacen sentir bien, en esas conversaciones hasta las cinco de la madrugada donde la batalla la ganan nuestras voces y no el sueño, donde te das cuenta de que hay una persona al otro lado que te escucha, que te comprende y que pase lo que pase va a estar ahí.
Y recibir un SMS que te saca una sonrisa con solo ver el remitente...
Y acudir al trabajo sabiendo que sólo quedan tres meses para que haya pasado a la historia, y disfrutar cada hora sabiendo que es una menos...

Soy extrañamente feliz. Desde mi último post ha pasado un mes donde afirmo haber vivido (y seguir viviendo) en los mundos de Yupi. Aún habiendo días de mierda donde todo sale mal, todo se termina arreglando y siempre logro dormirme con una sonrisa.

¡Parece que el 2012 está siendo mi año! Cruzaré los dedos porque siga siendo así y sobre todo sonreiré cada mañana para no olvidar lo feliz que me siento.


viernes, 13 de enero de 2012

Fuerza

Hoy me he levantado fuerte, con ganas de comerme el mundo, con el convencimiento de que estoy haciendo lo correcto y con la ilusión que me supone tener la oportunidad de empezar de nuevo.

- Porque cada final de etapa es el principio de otra nueva en la que podamos cambiar cuanto queramos.
- Porque no hay mal que cien años dure.
- Porque ya está bien de preocuparse por nimiedades.
- Porque hay que saber encontrar el lado positivo de las cosas.

Y hoy, estoy optimista por múltiples razones:

- Porque me he dado cuenta de que estoy aprendiendo a estar sola.
- Porque por primera vez no me encuentro en dependencia emocional.
- Porque tengo un trabajo, que aunque temporal, sigue siendo un trabajo y me proporciona, claro está, la tan ansiada independencia económica.
- Porque he conseguido un poquito de ilusión sacada de lo más profundo de mí.
- Porque sé que tengo amigos, de los de verdad, que aún a miles de kilómetros están junto a mí cada día y sé que puedo contar con ellos.
- Porque aunque no pare de girar cual peonza mareada estoy segura de que en algún momento encontraré mi camino.
- Y porque hace sol, cantan los pájaros y puedo afirmar que soy feliz!!!!!!

domingo, 8 de enero de 2012

2012 Vuelta a empezar

2009: Fue un año de cambios que dio lugar a un 2010 lleno de felicidad.

2011: Otro año de cambios que me llevó a hacer las maletas e irme lejos y que prefiero no recordar.

2012: Se prevén de nuevo grandes cambios. Otra vez haciendo maletas. Pero ahora sin un rumbo fijo, sin una idea clara de qué es lo que quiero realmente. Pensé que conforme fueran pasando los meses mis ideas se irían aclarando pero lo mismo tengo todo claro ahora que dentro de diez minutos dudo de todo. Al final dejo pasar el tiempo sin inmutarme demasiado y dejaré que sea el destino quien decida por mí. No tengo ganas de mojarme, no tengo ganas de arriesgar, no tengo ganas de admitir lo que siento en mi interior... 2012... Más te vale no ser una réplica del año anterior...