lunes, 31 de octubre de 2011

Películas dignas de mención

En los últimos días he tenido la suerte de ver dos películas y acertar de lleno en su elección.

Por una lado No lo llames amor, llámalo X: Esperaba encontrarme con la típica comedia española en la que te echas unas risas y la olvidas sobre la marcha pero me sorprendió muy gratamente. El argumento es el de la típica comedia pero conforme avanza la película aparece un trasfondo que permanecía oculto y que es, cuanto menos, sorprendente... Un 10 para la mezcla de géneros y la actuación de los actores (casi todos conocidos de series de televisión).


Por otro lado Abrígate: Un título bastante insulso que esconde tras de sí una película para la reflexión acerca de los sentimientos, del miedo, de la vergüenza, de las reacciones humanas. Sin duda totalmente recomendable. Aunque hubiera estado mejor si me hubieran subtitulado las conversaciones en gallego ¬¬

sábado, 29 de octubre de 2011

Reflexionando

Cuando empiezas de nuevo tu vida, no te queda más remedio que ir poniendo en orden el caos mental en que te ves sumido. Tienes la posibilidad de hacer las cosas bien, te dices, ¡esta vez voy a actuar de forma adecuada! Y te lo vuelves a repetir, esta vez aún más fuerte, con el fin de que te cale hondo. Y respiras, y te das cuenta de que el caos no se va tan fácilmente. De repente se agolpan miles de historias en tu cabeza, no dejas de pensar en una cosa, en otra, en la de más allá. Tu cerebro es un hervidero de ideas pero no consigues descifrar ninguna. Parece que estuvieran de acuerdo para liarte aún más, para aniquilar completamente tu capacidad de raciocinio.
Por suerte hay días en que lo ves todo claro y te dices... pero, ¿por qué estaba yo tan confundida? Es evidente que mi vida ha cambiado y que ahora las cosas no son como antes. Basta con saber adaptarse a las nuevas circunstancias. Y entonces las preocupaciones del día anterior te parecen simples nimiedades. Pero reflexionas un poco más y dices: voy a intentar clarificar lo que pienso. Y haces una lista siguiendo un orden estrictamente cronológico: Voy a estar trabajando hasta el 30 de abril, en la primera semana de mayo debo bajar a España para poder pedir el subsidio por desempleo antes de que se me pase el plazo, en esos días tendré que buscar un lugar donde vivir, ya he hablado con una compañera y nos iremos juntas, si ella no se viene tendré que buscar por mi cuenta, tendré que volver a mudarme, y tendré que afrontar la realidad in situ. Ya no podré escudarme en que estoy lejos, o que estoy pensando o que estoy haciendo un Kit Kat en mi vida. Tendré que tomar de nuevo las riendas de mi vida y volver a empezar. No acabo de empezar cuando ya veo terminando y volviendo a empezar.
Pero me centraré en el presente: soportar como buenamente pueda a mis adolescentes de hormonas revolucionadas. El resto, ya vendrá :D
Nueva vida, pareces guay pero a veces, ¡te mataría!

sábado, 8 de octubre de 2011

Y el tiempo va pasando...

Y veo cómo me voy quedando siempre estancada en lo mismo... Ojalá alguien me hubiera dicho antes de empezar la carrera que estaba haciendo el imbécil; ojalá me hubiera puesto a hacer algo más productivo como por ejemplo tratar de sacarme la plaza de algunas opos en las que sólo piden la ESO; probablemente hoy, cinco años después tendría un trabajo estable. Siento que estoy tirando un año tras otro por la borda, que lo que hago no es productivo sino simplemente pequeños pasatiempos temporales que no me llevan a ningún lado salvo a sobrevivir en el presente. De acuerdo, es importante sobrevivir en el presente pero... ¿cuánto tiempo me queda de esta asquerosa manera? ¿Cuánto tiempo más tendré que andar mirando el euro que he conseguido ahorrar por si en meses venideros no consigo nada? ¿Cuánto tiempo más tendré que esperar para poder permitirme vivir yo sola en una casa? Ojalá alguien me hubiera abierto los ojos hace unos años y me hubiera quitado ideas demasiado utópicas de la cabeza.
Siempre quise ser maestra, desde que tengo uso de razón. Pero... ¿vale realmente la pena empecinarse en algo que es probable que no llegue nunca? ¿Presentarse cada dos años a unas oposiciones que es prácticamente imposible sacar si se es de nuevo ingreso? ¿Malvivir mientras una se las prepara con todo el ahínco del mundo para ver que con 9 (por poner algo y tirando por lo alto) ni siquiera va a poder trabajar de interina? Cuanto más lo pienso más me doy cuenta de lo absurdo que resulta semejante sueño. Creo que no estoy dispuesta a seguir tirando años de mi vida por la borda, con este ya van tres y creo que es suficiente. Me niego a pasar un solo año más teniendo por meta una utopía. No quiero volver a sentir nervios por el número que ocupo en las putas listas, no quiero volver a tener que poner un recurso de alzada porque no se leen los putos papeles que entrego, no quiero volver a a ver cómo se me cae el alma a los pies al ver que tampoco se me consideran dichos recursos, no quiero volver a sufrir por ver que estoy lejos de conseguir una meta que es prácticamente imposible de conseguir en estos momento.
Mientras la situación siga como está, las listas sin moverse y las plazas que salen siendo irrisorias, olvidaré que existe la profesión de maestra y me centraré en alguna otra donde sepa que estudiando simplemente lo puedo conseguir. Desde que supe que existen oposiciones sin fase de concurso me "saltó el clic" de estoy haciendo el gilipollas.
Así que hoy doy por zanjada, de momento, la idea de seguir en la enseñanza. Terminaré mi contrato como profesora en Caen y después de eso, si trabajo como docente (cosa que dudo mucho) lo tomaré como una simple casualidad que me permitirá sobrevivir en los siguientes meses. Y desde hoy me voy a buscar una meta más realista o donde al menos pueda esperar ver resultados a corto o medio plazo. Se acabó lo de seguir desperdiciando el precioso tiempo que tengo.
Bye Bye Enseñanza.