domingo, 12 de febrero de 2012

Ver nevar

Siempre me había gustado la nieve. La conocí siendo aún un bebé, en Navidades, en casa de mi abuelo, en pleno corazón de los Pirineos. Con tres añitos tuve mis primeros esquís y recuerdo deslizarme enganchada a las piernas de mi padre por la pequeña pendiente del jardín de mi abuelo. Recuerdo ese miedo, ese vértigo ante la velocidad. Con el paso de los años me fui alejando de la nieve poco a poco. Menos viajes a Francia en Navidad, menos viajes a Sierra Nevada por culpa del aumento de los precios y al final, olvidé prácticamente lo que se siente al verse rodeado de nieve.

Hasta este año. Esta Navidad pasada estuve en casa de mi abuelo y atravesé ese jardín completamente nevado, hundiendo mis botas y dejando mis huellas conforme pasaba. Por un momento pensé preguntarle a mi abuelo si seguía teniendo aquél trineo de madera que usaba cuando era pequeña. Finalmente, no lo hice.

Y hoy, en una de las veces que he mirado esta triste ciudad por la ventana, he visto cómo caían unos pequeños copitos de nieve y he sentido de nuevo ese placer al verla. Siempre he asociado la nieve a la felicidad por los buenos recuerdos que guardo de ella. Y al ver caer estos copitos hoy, me he estremecido al recordar diversas situaciones de mi pasado en las que disfruté cual pequeñaja en la nieve.

Recuerdo una bajada en una pista "ilegal" en el Pirineo Español (la pista estaba cerrada pero como mi padre la conocía dijo que no había peligro y allí que nos metimos) . Era un paisaje increíble, con árboles a ambos lados y un riachuelo precioso. Fue todo genial hasta que el riachuelo atravesó la pista por la mitad haciendo imposible continuar la bajada. Se podía saltar (poco viable ya que yo tendría siete u ocho años y no quería terminar lesionada) o volver a subir toda la pista con los esquís a cuestas. Finalmente, elegimos la segunda opción. Y aunque este incidente no fue todo lo gracioso que lo pinto ahora, guardo un muy buen recuerdo de aquel día debido a la belleza de aquel paisaje.

¡Que siga nevando!

5 comentarios:

  1. ¡Qué envidia! Yo no he visto nunca nevar...

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué suerte! Disfruta de la nieve tú que puedes :)
    Un besito!

    ResponderEliminar
  3. a mi tb me encanta la nieve, y me emociono como una niña jajaja
    y este año aunque no ha cuajado he visto nevar 2 veces :)
    me gustaría ir un par de días a ver nieve de verdad, porque realemnte solo la he visto una vez en mi vida hace unos 3 años aixx no se si podrá ser, pero veo a la gente con sus fotitos blancas y me muero de envidia! :)
    pero como tengo ya unos viajecillos planeados hasta que pueda ir a ver nieve igual ya no queda!
    un besazo

    ResponderEliminar
  4. Disfruta de la nieve, yo no tengo ese privilegio pero sueño con poder disfrutar de un día de nieve algún día.
    Un besazo, Luchida ^3^

    ResponderEliminar
  5. Cuando no tenemos algo asociado a nuestra rutina, cuando de repente nos viene, la sabemos apreciar y aprovechar muy bien, como es el caso de la nieve.Yo aún teniendo la Sierra aqí al lado como quien dice, no la he sabido aprovecha muy bien´. Pero aún tienes el recuerdo de tu infancia relacionado con la nieve, y ese brillo en los ojos a verla caer desde tu ventana, eso seguro hará a que esa ciudad"triste" cambie de color y sea un pelín más alegre.Saludos.

    ResponderEliminar