Racismo encubierto

Ya llevo varias noches en las que a las 12 o así ponen ciertos programas en la televisión que tras diez minutos tengo que quitar para no tirar la televisión por la ventana.

Anoche el programa de turno iba de dos familias en las que las madres se intercambiaban.

• Por un lado una familia española (de Madrid creo recordar): una madre ama de casa sacrificadísima, que había renunciado a su trabajo para cuidar de su familia, una santa, una abnegada, la diosa de las tareas del hogar. Esta mujer tenía dos hijas adolescentes (17 y 18 años, que no sé si eso sigue siendo adolescente, pero bueno, es lo de menos) a las que les hacía la cama, les preparaba comidas diferentes porque era muy delicadas y no sé qué sandeces más. Además, a parte del marido en la casa también vivía el novio de la hija mayor (adolescente, ¡pero vive con su novio! lo más normal del mundo...).
  
• Por el otro lado: una familia de El Congo con tres hijos pequeños (el mayor tenía 9 años y la peque era una bebita muy bonica). Una madre que cree que desde pequeños hay que educar a los hijos para que sean independientes por lo que son ellos los que se hacen la cama, los que limpian su habitación... (Recordatorio: el mayor 9 años y la mediana 4 años).
  
  
  Pues bien, llegan las madres a sus "nuevos hogares" y la española empieza con estas palabras al ver una foto: "Anda, ¡que son de color! Yo nunca he vivido con gente de color. ¡Ay que no me esperaba que fueran de color!". (Vamos, que se ve que ella debe de ser incolora, quizás transparente porque los otros son de color... lo que hay que oír...). Entonces la señora se va al frigo, lo abre, coje una olla que tiene comida dentro, la huele y dice "ay, pero qué asco por favor". Toma ya, sin saber lo que puede ser, sin haberlo probado... Seguro que la berza que ella cocina huele a las mil maravillas. Después toca el turno de criticar la limpieza de la cocina: ¡la vitro está sucia y rayada! ¡Pero qué asco de mujer que no tiene su casa limpia con lo escrupulosa que soy yo! ¡Que con la vitro sucia no se puede estar!
  
  
  Y llega el turno de ver a la otra madre en su nuevo hogar. Para empezar, considera que las habitaciones de las hijas son leoneras y no entiende cómo puede el novio de la mayor (recordemos, ¡adolescente!) vivir allí. Y básicamente esta mujer empieza a tener claro que de criada nada, que allí va a poner orden y todos van a colaborar.

Total, que a mí se me queda cara de gilipollas visto lo visto. La señora española, ella tan progre, tan no racista (como ella misma especifica, que no me lo invento), tan sumamente perfecta se ve casi abocada a suicidarse por convivir dos semanas con una familia de El Congo porque comen cosas que huelen mal y porque la vitro está sucia. Ver para creer...

Y digo yo... ¿cómo tiene alguien la cara de decir que no es racista pero criticar por el morro lo que desconoce?. Y si no eres racista, ¿es realmente tan dramático que la nueva familia no sea española?.

Me hubiera gustado ver el programa entero pero las ganas de tirar la tele por la ventana iban a ser irreflenables y no es cuestión de tener que comprar otra tele...