domingo, 11 de enero de 2015

Alaridos

Gritas y no sabes si es que nadie te quiere escuchar o que la voz no te sale de la garganta. Y te afanas en desgañitarte porque estás convencida de que al otro lado ha de haber alguien que te oiga. Pero por más que alzas la voz no obtienes respuesta. Quizás no haya nadie, quizás a nadie le importen tus alaridos. Y pese a ello, sigues haciéndolo, sigues haciendo rugir tus entrañas mientras desgastas tus cuerdas vocales. Y pasan los minutos, y ves cómo te vas debilitando pero no pierdes la esperanza. Alguien ha de haber ahí que reaccione, que se preste a ayudarte... Pero no. Simplemente te han olvidado. Ahora yaces al fondo del pozo. Está oscuro y tienes miedo. Y sobre todo, nadie te oye. Porque estás demasiado abajo, demasiado enterrado tu cuerpo para que tu mente pueda salir de ahí.
Sigues gritando hasta perder la voz y ahí decides trepar porque quizás escalando esos muros mohosos logres llegar a la superficie. Pero una vez más, te engañas, cuanto más deseas subir más se resbalan tus dedos entre los ladrillos y menos logras encajar tus pies en las ranuras. Date ya por vencida. Olvida que vas a morir y déjate llevar. Disfruta tus últimas horas recordando aquellos momentos en que fuiste feliz. No malgastes tu tiempo buscando quimeras y trepando por pozos resbaladizos para acabar agonizando retorcida de dolor. 
Grita una última vez, con todas tus fuerzas, y descansa. ¡Descansa de una vez!

viernes, 26 de diciembre de 2014

Reflexiones con un brownie en el horno

Oí cómo resonaban las campanas. Un sonido lejano, que conforme pasaba se iba apagando. Y realicé que tan solo se trataba del paso de otro día. No supe porqué justamente ese día las escuché. Ni supe porqué me impactó tanto aquel sonido. Pero desde aquel momento sentí que había renacido, que una nueva era había comenzado.

Hoy ya no escucho las campanas, ni siento pasar los días. Vivo, sin más. Y de repente me doy cuenta de que han pasado tres meses o dos años y me echo las manos a la cabeza diciéndome que no puede ser, que aún tengo 18 años. Pero sé que no es cierto, que por mucho que me joda, el tiempo pasa, y no podemos volver atrás y todas esas cosas. Y no puedo evitar que me fastidie pensar en los segundos que se escurren entre mis manos a diario. Y al mismo tiempo soy incapaz de aprovecharlos mejor.

Quien me entienda que me compre!

miércoles, 15 de octubre de 2014

Las cosas importantes

Todos los días hay mil y unas cosas que nos pasan o que oímos y para las que hacemos toda una montaña: "ay, que tengo la casa sucia", "joder que llego tarde a la cita", "me he peleado con fulanito por una diferencia de opinión" etc... Hasta que un día pasa algo de veras importante y te encuentras en el hospital encargándote a todos los santos, que una no es religiosa pero en situaciones límite se cree en cualquier cosa. Y en ese instante piensas: ¿de qué mierda me preocupaba yo ayer si no pasaba nada? Todas las montañas de nimiedades se volatilizan en un instante porque pasa algo importante.
Moraleja: no dar tanto bombo a las gilipolleces varias a partir de ahora.

martes, 7 de octubre de 2014

Volviendo todo del revés

Cuando pasa algo siempre me digo que "por algo será" pero hay ocasiones en las que me pregunto, ¿cómo coño he llegado aquí?.
Un día me desperté y me vi viviendo de nuevo en Francia, volviendo a empezar de cero con otra persona y maltrabajando para comer. Definitivamente, siempre estoy en el mismo punto: fin de una etapa, comienzo de otra, grandes expectativas, nulos resultados y vuelta a empezar.
Quizás no estoy hecha para la estabilidad, ni para la vida del común de los mortales. Igual lo que me pasa es que me pregunto demasiado qué quiero hacer realmente o quizás me deje llevar demasiado.
Puede que me equivoque, y borre, y reescriba mi vida borrando cada mal recuerdo y retintando las buenas experiencias.
No ceso de decirme que estoy aquí de paso, que nada es tan importante como parece y que lo que tenga que ser será. Pero por más que me lo digo, y empeño que ponga en creérmelo siempre llega el día en que echo todo por tierra y me reprocho mi presente. Al menos ya no me reprocho el pasado, ¡eso que he avanzado! Y cada vez me preocupa menos el futuro. He logrado vivir el presente, con sus cosas buenas, con las malas y con las peores. Y bueno, no lo llevo mal. O eso creo. Porque a veces creo que es todo malo y otras todo bueno y otras simplemente me gustaría volver a empezar. 
Quizás soy adicta a los principios, veleta empedernida y loca de remate. Pero... ¡son tan bonitos! Empezar mola, puedes hacerlo todo como te dé la real gana porque solo tú escribes tu destino. Luego pasan cosas, y se tuerce. ¡Pero no pasa nada! Siempre podemos reescribir.
Y por eso ahora tengo ganas de borrar todo el post y volverlo a empezar. Pero lo voy a dejar, que para eso lo he escrito desde el fondo del alma. Igual al releerme me doy cuenta de que siempre estoy en este punto de mierda en que no sé qué coño quiero...

miércoles, 3 de julio de 2013

Porque nunca es tarde para volver, hoy estoy aquí

Tras una muy larga desconexión del mundo bloguero, vuelvo a la carga. No sé si será por unos días, meses o años pero en todo caso hoy me siento con fuerzas para dar un poco de mí por estos lares.
Los últimos meses han sido bastante moviditos y ahora busco cierta estabilidad fuera de las fronteras españolas. No pretendía al inicio de este post terminar hablando de política pero es lo que se me viene a la mente cuando pienso en la huida de España. Gobierno de mierda, leyes de mierda y gente aprovechada es lo único que se cocía por allí. Dejémoslo ahí. Y centrémonos en el presente y el futuro que parece que se presentan mejor. ¡O eso prefiero pensar!
De momento voy a ponerme al día con vuestras actualizaciones y luego veremos.

lunes, 9 de abril de 2012

Érase una vez

Me acabo de enganchar a esta serie que me fascina como hacía años que no lo hacía ninguna otra.
La fantasía de los cuentos de hadas se mezcla con la realidad dando lugar a unas escenas increíbles que se van sucediendo y donde solo sientes que quieres ver más y más.

No quiero desvelar nada sobre el argumento de la serie así que me ahorro la sinopsis; mejor descubrir a los personajes desde el desconocimiento absoluto al igual que la historia que desde el primer segundo hace entrar de lleno en un mundo paralelo.

Sólo diré que realmente merece la pena verla...

jueves, 5 de abril de 2012

Abril lluvias mil pero todas caben en un barril

Creo que postear el buen tiempo que hacía ha hecho que se asuste y se vaya. Hoy hace frío, viento, niebla e incluso llueve a intervalos. Pero no he dejado que me afecte lo más mínimo. Después de pegarme un madrugón para ir a clase, resulta que tengo la mañana libre así que me he vuelto a casa y he empezado a recordar momentos del pasado que tenía prácticamente olvidados.

Y así ha sido como me he visto con tres o cuatro años sentada en un silloncito de mimbre en casa de mi madre. Estaba diluviando y yo observaba con suma atención cómo caían aquellas gotas de agua en la terraza a través de una gran cristalera. La niebla no dejaba ver el mar y sólo podía vislumbrar un eucalipto borroso que había en el jardín. Aún ahora puedo sentir esa tranquilidad, esa mirada fija en el agua que chocaba con fuerza contra el suelo, que hacía mucho ruído, que a la vez que me asustaba me encandilaba. Recuerdo que no podía quitar la vista de ese acontecimiento de la naturaleza, la fuerza con la que caía el agua me tenía completamente absorta: ¿cómo podía caer con tanta fuerza? ¿cómo se habrían formado esas gotas de agua? ¿por qué al caer al suelo estallaban en otras mil gotas?

Supongo que tras un buen rato ahí, tan sumamente pensativa y concentrada, mi madre debió pensar que ya era hora de sacarme de mi ensimismamiento y llevó a la mesa del salón la merienda: chocolate caliente con bizcochitos. Así que cogí mi silloncito, lo acerqué hasta la mesa y comí bizcochitos remojados en chocolate mientras seguía viendo cómo llovía por la ventana...